PRÓLOGO

17-07-2012
 



El Moto-Viaje de Aventura es una droga de las duras, puedes pasar un tiempo simulando que lo tienes controlado y que tu vida puede avanzar normalmente sin que dependa de ello, pero en realidad es todo un engaño. A poco que te descuidas, una día cualquiera te das cuenta de que no sabes qué has hecho en toda la tarde, hasta que por fin recuerdas haber abierto un mapa digital, buscado por la web información de algún país lejano, o simplemente has cometido la insensatez de clickear el link de otro loco de los que también andan pateándose el mundo sobre su moto. Constantemente caes en una espiral de vicio y una cosa siempre lleva a la otra, de forma que en nada y menos estás con un calendario en la mano o surfeando una página web de reservas on line.

Tras varios viajes consecutivos hacia el Este escudriñando buena parte de lo que se ha dado en llamar EuroAsia hasta que se me acabó la tierra en Japón, ya hace un par de años que tenía en mente darle una primera tajada motera al Continente Americano. Y en ello ando.  Lo había previsto diferente, en otro orden, con otra moto, pero diversas circunstancias han precipitado en el Proyecto que ahora empieza.

Y va a ser en solitario, que es realmente como a mí me gusta, pues echo de menos el reencontrarme a mí mismo  y la congoja por un lado, pero también el orgullo por otro, de enfrentarte día a día con todos los obstáculos y retos que el camino te presenta. Y será a pelo, sin asistencias, sin sponsors pero también sin obligaciones, a mi ritmo a menudo frenético y desmadrado, parando - o no haciéndolo - allí donde me venga en gana. Durmiendo donde caiga, a cubierto o al raso, en un hostal o en cualquier casucha, fábrica o cobertizo donde tengan a bien invitarme, o pasando la noche en la carretera si es preciso. Y vamos solos la moto y yo, sin ordenador ni tablet, sin Spot, sin cámara en el casco, sin teléfono satelital, sin comprar tarjetas de datos, ni siquiera de teléfono, sin otra conexión a internet más que cuando pase delante de algún cibercafé y pueda dedicarle una horita a intentar compartir con vosotros todo lo que haya encontrado, pero procurando hacerlo de manera altruista, con un espíritu docente y cultural (que sirva de información y enseñanza a quien pueda necesitarlo), y no comercial o de autobombo para enriquecerme con algo que es (y quiero que siga siendo) simplemente un hobby.

La época no es la más adecuada, ya que por ahí están en plena estación de lluvias y de varias empapadas diarias no me escapo ni harto vino, pero las circunstancias lo han querido así. Al menos por una vez, y sin que sirva de precedente, me hace una ilusión bárbara cruzar varios paises sin tener problemas con el idioma, y poder discutir con los aduaneros, los policías o los guerrilleros si es el caso con igualdad de armas (al menos dialécticas), pues sigo sin haber aprendido el árabe ni el ruso que tan bien me hubieran venido en viajes anteriores.

Ésta vez no os voy a contar todavía mi ruta, pues la vais a ir descubriendo a medida que yo mismo la decida y la sufra, ya que aunque está bastante definida, las circunstancias climatológicas, las horas perdidas en las aduanas y el estado de las carreteras tendrán una clara influencia en poder cumplir las previsiones o en acortar las visitas o los bucles si es preciso. Por el momento sólo os diré que por primera vez mi viaje no empieza saliendo desde mi casa con la moto cargada de bártulos e ilusiones, sino subido a un avión, y que en algún lugar lejano hay una moto que me está esperando para salir a dar un paseo.

Un saludo.




(PD: Para seguir adelante día a día en el Blog, apretar siempre en "Entradas Antiguas")

DÍA 0: EL NUEVO MUNDO

19-07-2012



La historia la escriben los vencedores, eso ya lo sabemos, pero a veces uno quisiera creer que la distancia que permite el paso del tiempo debería de facilitar al menos una perspectiva menos subjetiva y más ecuánime con la realidad más evidente.

El Continente después llamado Americano llevaba varios miles de años poblado por diversas culturas cuando en 1492 una carabela proveniente del Este desembarcó en una isla caribeña (hoy en la actual Bahamas).  Miles de años atrás, por ejemplo, otros ancestros habían atravesado el Estrecho de Bering (Rusia-Alaska), o incluso no demasiado antes el famoso y temido vikingo Erik el Rojo había desembarcado en las costas de Terranova (Canadá). Ello no obstante, orgullosos como somos y amantes de adorar nuestro propio ombligo, desde ésta parte europea del mundo nos investimos con la capacidad y el derecho no sólo de mostrar como alternativa sino incluso de imponer, para someter y mimetizar, nuestros propios valores, creencias, cultura, y también miserias, codicias y enfermedades.

Una Colonización implica, por definición, agredir modificando la situación anterior, y aquella Colonización además basada en el interés económico y espiritual implica todavía una agresión mayor, y en ello descansa gran parte de la palabra Conquista.



Un Descubrimiento, en cambio, debiera de ser simplemente la revelación de algo que se mantenía oculto o al menos que se desconocía desde el punto de vista propio, claro está, porque para los pueblos y  civilizaciones que llevaban miles de años viviendo allí (en algunos sentidos tanto o más  avanzadas que las nuestras)  desde luego que aquella tierra era de todo menos desconocida.

Que aquello se tratara de un error, de una casualidad, ya describe en parte la sinrazón posterior que devino. Buscaba Colón en realidad un nuevo paso por el Oeste hacia las Indias (para el negocio del comercio de especias) y así, Indias Occidentales, fueron pues bautizados los territorios que se iban encontrando a su paso y Indios fueron llamados (todavía hoy inexplicablemente) sus habitantes indígenas que allí vivían tan tranquilos ajenos a la que se les venía encima…  

“Mundus Novus” por fin fue definida aquella tierra al cabo de bastantes años por Américo Vespucio, quien cayó en la cuenta de que de Indias no tenía nada (aunque ese nombre siguió usándose por cientos de años). Fue un simple cartógrafo alemán (Martín Waldseemüller) quien, poniendo las cosas en orden como si fuera la misma Merkel (ya en esa época…), se marcó un bonito Mapamundi y bautizó aquella tierra como América (es decir la tierra de Américo) en femenino, al igual que Europa, Asia o África. No me consta que nadie preguntara opinión al respecto del nombre a los cientos de miles de personas que vivían allí o a sus antepasados…



Detalle Ampliado:


En definitiva, que dejando de lado el horroroso genocidio humanitario que significó tal “descubrimiento” por un lado, y también por otro el innegable avance tecnológico, cultural y poblacional que trajo consigo, al menos podremos estar de acuerdo en que efectivamente era un “Nuevo Mundo”, ya sea desde el punto de vista occidental porque descubrimos algo para nosotros desconocido, o bien desde el punto de vista de sus legítimos habitantes, porque después de aquél momento su mundo inevitablemente dejaría de ser el que era para pasar a ser realmente diferente, y por tanto nuevo.



En fin, y como siempre, que si hay que ir… se va. Pues allá que voy, rumbo al Nuevo Mundo.

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DÍA 1: DEL MEJILLÓN DE MOLLY A LA MANZANA DEL HUDSON.

20-7-2012




En esta ocasión mi pequeña historia empieza en un vagón cualquiera de un tren con destino al aeropuerto...


Cruzar un océano en aeroplano es siempre una cuestión tan tediosa como necesaria, pues mucho me temo que hacerlo en barco ha de ser realmente exasperante.  Si además eres fan acérrimo del “low cost” o cuanto menos de la lucha por el menor precio y máxima diversión posible para un mismo trayecto, entonces tienes aseguradas una o varias escalas de vuelo

 
La manera más barata de cruzar el Océano Atlántico suele ser volar en primer término a New York aprovechando que es un “Hub” aéreo mundial con conexiones permanentes consolidadas. Y la forma más económica de llegar allí actualmente es aprovechar la simbiosis irlandeso-americana que provoca casi un puente aéreo de adoradores de San Patricio que van y vienen con sus bufandas verdes. En definitiva y aquí lo dejo, que después de despegar de Barcelona, la primera de muchas paradas de esta aventura consistió en pasar unas horas en Dublín, que no siendo un destino turístico espectacular (y menos aún cuando ya la conoces gracias a San Ryanair), bien que vale al menos un rato de autobús para luego estirar las piernas antes del vuelo transoceánico paseando un rato por los pubs del Temple Bar o para volver a saludar a Molly Malone, la tendera callejera que de día vendía berberechos y mejillones, y de noche era su propio cuerpo lo que vendía, y cuyo fantasma por cierto vaga todavía de noche por las calles de Dublín desde que murió de fiebre voraz en su puesto callejero, justo donde hoy se erige una bella estatua.

Molly Malone con un escote más que generoso.



El legendario Temple Bar que da nombre a toda la zona de copas.


"Vidrio"




El Spire de O´Connell Street, con 120 metros de altura es la escultura más alta del mundo.


O'Connell y el Spire al fondo.


El Trinity College, la famosa Universidad de Dublin.


Grafton Street, el siempre animado eje comercial.



El Dublin Castle.


Dawson Street con St. Ann´s Church al fondo.


Riverdance, el espectáculo de la curiosa danza irlandesa.




Por la tarde, ya de nuevo en la caja de zapatos voladora, el próximo destino era otro viejo conocido: New York, el ombligo del mundo. 



NEW YORK STATE (1)

Aquello que consideramos nuestra propia cultura es en realidad una interminable sucesión de imágenes y sensaciones grabadas en la memoria a lo largo de nuestra existencia, sucediendo que si hubiera manera de determinar un porcentaje sobre cuánto de New York conocen aquellos que nunca han estado aquí, sería extraordinariamente elevado pues no en balde décadas de cultura cinematográfica y televisiva provocan que en cualquier parte de la ciudad que pongas el pie sientas enseguida un “deja vu” creyendo que ya has estado antes allí.

Poco imaginaban los pobres Indios Lenape el mal negocio que hacían cuando vendieron la isla de Manhattan  por unos abalorios de cristal a los holandeses que la llamaron Nueva Amsterdam. Más tarde, los británicos la conquistarían y le darían su nombre actual a ésta urbe que con los años se ganaría merecidamente el apellido de ciudad de los rascacielos, llegando a ser la puerta de entrada a los Estados Unidos de miles de inmigrantes, sobretodo irlandeses, a quienes llorosos y emocionados se les caía de las manos la maleta de cartón cuando por fin remontaban la desembocadura del Hudson y, antes de ser confinados y evaluados médicamente en Elis Island, podían al menos observar la imponente Estatua de la Libertad. Años después, no sólo italianos y chinos, sino también una legión de afroamericanos y centroamericanos, tomarían el mismo destino tatuando la idiosincrasia de la ciudad en Little Italy, Chinatown o Harlem y contribuyendo así a convertir la mega urbe en la más cosmopolita del Globo, cualidad fácilmente constatable durante mi paseo nocturno por Little Italy


Marcador diario de mis zapatos: Aproximadamente unos 10 km (5 + 5) hoy.

DÍA 2: A TOQUE DE CAMPANA EN EL EXPRESO DEL POTOMAC

21-7-2012






Han pasado ya 16 años desde mi última visita a la Gran Manzana y a pesar de ello la ciudad ha cambiado poco salvo por un significativo vacío en el Skyline del Lower Manhattan, justo allí donde se erguían majestuosas las Torres Gemelas del World Trade Center. Es inevitable recordar ahora la sensación vertiginosa y mareante de querer salirse el estómago disparado hacia los pies que provocaba el ascensor de la Torre Sur cuando enfilaba disparado hacia arriba en dirección al mirador del “Top of The World” de la planta 107. Eran dos edificios impresionantes hechos para perdurar, como dos pirámides modernas que parecían querer casi acariciar el cielo. Ahora no existen. La llamada Zona 0 es un crisol de sentimientos que mezcla la tristeza, la indignación y la rabia por un lado, con el orgullo y la esperanza por otro, especialmente ahora que un nuevo edificio en su lugar (el One World Trade, otra vez ya el más alto de Manhattan incluso sin estar acabado) parece querer acallar aquel  silencio con un nuevo grito de autocomplacencia. Hablaba ayer de la serie de imágenes grabadas que componen nuestra propia cultura personal, pues bien, sin duda la imagen de la colisión de los dos aviones comerciales, de la gente saltando al vacío para evitar el horror del incendio y finalmente el colapso y derrumbe de las Torres aquel fatídico día 11 de Septiembre del 2001, formará para siempre una parte imborrable de nuestros recuerdos.

El resto de la ciudad sigue siendo absolutamente apetecible y recomendable y en mi opinión es uno de los escogidos destinos a donde uno tiene que venir al menos una vez en la vida. 

Empezemos el día de buena mañana en el Puente de Brooklyn que ofrece una de las estampas más icónicas. Durante muchos años tuvo el honor de ser el puente colgante más largo del mundo.

En el Puente, con el Lower Manhattan al fondo.




Amanece a vista del vecino Manhattan Bridge.


En la pasarela peatonal de madera del puente.

Lower Manhattan.




Lo viejo y lo nuevo.


Tres pilares americanos: la fe, el patriotismo y la obsesión por destacar sobre todo.

Gaviota y al fondo la inevitable Estatua de la Libertad, símbolo inequívoco de New York, regalo de los franceses por  haber inspirado su Revolución en el movimiento independentista y libertario americano. Ésta vez me ahorro el ferry y la cola para subir al mirador de la cabeza. “La libertad iluminando al mundo” se llama en realidad la estatua, y parte del lema que hay grabado en su base dice “dadme a vuestros rendidos, a vuestros pobres, vuestras masas hacinadas anhelando respirar en libertad…”



El Battery Park es donde estaban emplazados las baterías de cañones defensivos. Aquí el Águila de Bronce del East Coast memorial.


Monumento a los inmigrantes que han forjado este pais.


El Korean War memorial, la silueta de un soldado en la pared de mármol negro.


Vietnam Veterans Plaza, grabadas algunas de las cartas de los soldados en el frente.






Monumento a los marinos mercantes en el Puerto (Pier A).


J.P. Morgan... ¡la madre que los parió! 


Wall Street, el ombligo del distrito financiero. Tal y como está el patio y la que nos están liando los figuras disfrazados de Armani, no sería demasiado extraño que alguna vez vuelvan a lanzarse al vacío corredores de bolsa como en el Jueves Negro del Crack del 29.


La fachada de la Bolsa. Que no falte bandera...




Detalle de los edificios de Wall Street.




El Puente de Brooklyn visto ahora desde el puerto.


NYFD (New York Fire Department), las siglas de los bomberos tristemente famosas durante el 9/11. Éste puesto es uno de los cercanos a la "Zona 0" y por tanto uno de los más afectados por las pérdidas humanas durante la tragedia del colapso de las Torres.


Imagen peliculera con el humo del subsuelo. El edificio de la izquierda es el Banco de La Reserva Federal que asaltaban en “La Jungla de Cristal 3”.


Algo de colorido en la ciudad.



Plaza Hemlsley y cubo suspendido.


Hora de desayunar.


El Parque del Ayuntamiento en cuyo patio estaban situadas las horcas británicas de ajusticiar. Las farolas son de gas.



El Memorial del 9/11, es decir del 11-9.


La Zona 0 y el One World Trade.  La maqueta del proyecto.


La enorme fuente ya construida.


La otra fuente y el One World Trade.





Escaleras de incendio de película.


Canal Street en Chinatown, en su día capital mundial de las compras baratujas de copias asiáticas (con el permiso tal vez del Mercado de la Seda de Beijín (Pekín) que me alucinó hace un par de años). Pero realmente ésta vez el mercado en sí ha desaparecido y lo que hay en los chiringuitos lo podemos encontrar en cualquier tienda de los chinos en nuestras ciudades.


Los restaurantes italianos del Little Italy.




Al salir de una cualquiera de estas tiendas, en un puesto de fruta, era tiroteado “Don Vito Corleone, El Padrino” en el mítico film de Coppola. Más tarde pagarían por ello los responsables del Clan Tattaglia y todas las demás familias de la Cosa Nostra a quienes se les haría una proposición que no podrían rechazar…”.

Si algo abunda en New York sin duda son los grandes rascacielos, pero hay que reconocer que hay algunos históricos dignos de mención como el fenomenal Crysler Building (con formas de la industria del automóvil y durante un año el más alto), el CityGrup (de techo torcido) o el Trump Tower.   Ahora bien, si hablamos de historia hay uno por encima de todos los demás, cima del mundo durante más de 40 años; aquel al cual el imposiblemente enorme y desmesurado gorila cabreado Kong se subía con la rubia en la mano e intentaba derribar a las avionetas que lo tiroteaban; el mismo en el que Meg Ryan y Tom Hanks se encontraban finalmente en su terraza el día de San Valentín en “Algo para recordar”, copia a su vez de la suprema “Tú y yo” (en España), donde Cary Grant esperaba en vano a Deborah Kerr sin saber que ella había sido atropellada cuando acudía a su cita amorosa, quedando inválida y postrada en silla de ruedas (un drama de los de soltar mocos a gusto). Hablamos, en definitiva, del Empire State Building, el rey de Manhattan. Recuerdo también que a pesar de que hay que combinar dos ascensores (tiene 80) para llegar al observatorio, la sensación del estómago también aquí es notable. Ya es para nota saber que la punta del edificio, que hoy es una antena, era en su día una base para embarcar en los dirigibles Zeppelin, que seguro que tenía su gracia si se te ocurría mirar para abajo...





Por cierto, que estando en esta punta del mundo, sorprende también  la curiosa semejanza de ésta mole “Art Decó” tan yanqui con los “7 cojones de Stalin”, aquellos notables edificios que os describí en el viaje a Japón de hace dos años y que dominan amenazantes el cielo de Moscú (http://ultradesafio2010.blogspot.com.es/2011/03/dia-8-el-primer-objetivo-cumplido.html )

El impresionante Crysler Building, del que parece que vaya a salir volando el mismo Batman.



La enorme New York Public Library sin duda la reconoceréis por ser donde consiguen refugiarse de la glaciación inesperada en la película “El día de Mañana”.


El interior de la Biblioteca:



La estación famosísima cinematográficamente Grand Central Terminal.












El Complejo de la ONU. Tiene una jurisdicción propia especial, o sea que cuando te encuentras aquí en realidad estás fuera de los EEUU.



La misma escultura anti-violencia que encontré ya hace años en la Storget de Stockolmo si no recuerdo mal.



Paré en un Mercado Amish...



... y compré agua natural de primavera amish, jajaja.



El Waldorf Astoria en Park Avenue.



La Catedral neogótica de San Patrick, escenario típico de la lujosa 5ª Avenida, estaba en obras.
 



Jajajajajaja, Ni se te ocurriera pensar en aparcar aquí...





Rockefeller Center.



Una de las estampas más propias de la navidad en New York es el enorme árbol navideño del Rockefeller Center y la pista de patinaje sobre hielo en la que se convierte su terraza. Ahora en verano hemos de conformarnos sólo con la curiosa estatua de Prometeo, el Titán que robó el fuego de los Dioses para dárselo a los hombres.


Un Coloso sostiene el Orbe ante el Rockefeller Tower.


El Radio City Music Hall, famoso por sus bailarinas, las “roquettes”.



La glamourosa 5ª Avenida. Tienda de Armani.



Trump Tower y portero afroamericano de guante blanco...



Tiffany & Co, la joyería más famosa del mundo, especialmente después de la película protagonizada por la dulce Audrey Hepburn que conocemos como “Desayuno con diamantes”, pero cuyo título original era justamente “Breakfast at Tiffany´s”.




"Aivalaóstia"



De las cosas más chocantes de New York es siempre la enorme extensión que tiene Central Park (4.000 x 800 m. aprox.), el auténtico pulmón de la Gran Manzana. Ahora bien, si te apetece ver el lago, la pista de patinaje en invierno (muy animada), o simplemente pasear por sus senderos, ten en cuenta que hay más de 90 km de caminos…




Descansa un rato, jodío...







Cristobal Colón rodeado de "descubrimiento" en la plaza Columbus...




Broadway, siendo sábado, estaba cerrada al tráfico desde Central Park y llena de mercadillos y gente. Muy agradable.




De hecho Broadway, a pesar de ser una de las calles más largas del mundo (más de 20 km), es famosa a la altura del Midtown por ser el barrio de los Teatros aunque en realidad en la propia avenida quedan muy pocos y lo que sí abunda por aquí atrás son las tiendas y tugurios diversos de pornografía, por donde solía andar Robert de Niro en “Taxi Driver” de Scorsese, una descarnada visión de la noche neoyorquina.

Eso sí, Times Square (llamada así por la antigua sede del New York Times) sigue siendo el corazón de New York, epicentro de la celebración de fin de año y donde uno siempre puede seguir las últimas noticias en los paneles luminosos y neones tan característicos. Por su especial forma en X es llamada “Crossroads of the World”.












Diversos charlatanes...



Y por fin, un paseito por los almacenes Macy´s.


El Madison Square Garden, escenario por ejemplo de los combates de boxeo más míticos de la historia.




Recogidos por fin mis bártulos y con los pies echando humo, el excelente sistema de trenes Amtrak me llevó más tarde hacia el Oeste pasando por los estados de ...

NEW JERSEY STATE (2), y

PENNSYLVANIA STATE (3)



... a la ciudad del amor fraternal (philos (amor) + adelphos (hermano)) fundada por William Penn, un cuáquero perseguido por su fe, con el propósito de garantizar la libertad de culto religioso, la igualdad, la tolerancia y la no violencia entre todos los hombres. Una vez allí, automáticamente empezar a caminar y también a tararear una canción del Boss Springsteen es todo uno.






Ahora y aquí hablaremos de valores. El mundo no es un jardín de flores, es ya lo tenemos claro, pero de vez en cuando hay actos y acciones que pretenden mejorarlo y son dignos al menos de destacar. Fundir una campana que tiene por lema “Proclamar la libertad en todas las partes de la Tierra a todos los habitantes de ésta” y hacer bandera de dicho lema es, cuanto menos, esperanzador. Claro que fue todo un mal augurio que el mismo día de su estreno la campana se rajara, por lo que mucho me temo que tal libertad tardará todavía un poquito en ser un valor universal ya que, por cierto, no hay que ir muy lejos para comprobarlo, basta con llegar a Guantánamo... 

La famosa Campana de la Libertad tuvo pues su toque más memorable el día de la solemne lectura de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, y simboliza no sólo dicha independencia y nacimiento de la nación, sino también años más tarde la abolición de la esclavitud cuyo movimiento la acogió como símbolo. Aquella declaración (basada esencialmente en motivos económicos tras una fuerte subida de impuestos) significaba la rotura de las 13 colonias de sus lazos de fidelidad y dominio con Gran Bretaña, lo que acarrearía una sangrienta guerra. No fue sino la firme unión posterior de los territorios rebeldes lo que posibilitó su victoria frente al poder colonial. De hecho, el propio Benjamin Franklin ya anticipaba muy gráficamente el día de la firma que todos “debían de permanecer juntos, o iban a colgar por separado…”

Creo que vale la pena que perdamos aunque sea un instante para conocer parte de ésta histórica declaración, que como antes decía inspiró precisamente a la posterior Declaración de Derechos de la Revolución Francesa: “Sostenemos como evidentes estas verdades: QUE TODOS LOS HOMBRES SON CREADOS IGUALES; que son dotados por su Creador de ciertos DERECHOS INALIENABLES; que entre éstos están LA VIDA, LA LIBERTAD y la BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, EL PUEBLO TIENE DERECHO a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad”.
¡Ahí es ná los “indignados” del siglo 18…!

Pero por si no fuera suficiente con haber parido la Declaración de Independencia, años más tarde se redactó también en Philadelphia aquél documento que empieza por: “Nosotros, el Pueblo de los Estados Unidos” …, es decir ni más ni menos que su Constitución, que fue firmada en el Independence Hall, uno de los edificios más importantes de USA. Igualmente la Carta de Derechos de los Estados Unidos fue también escrita aquí. 

Independence Hall.







La simbólica Campana de la Libertad.




El Second National Bank.


Monumento a la Libertad Religiosa.




George Washington: la libertad es una luz por la cual muchos hombres han muerto en la oscuridad...





El impresionante Ayuntamiento que en 1870 tenía que ser la mayor construcción del mundo, pero antes de terminarse ya le superaron la Tour Eiffel y el Memorial de Washington.


Eii!!





El famoso Parque del Amor (Kennedy Park).



Puerta de entrada a Chinatown.



Jajaja, ¡no te jode!



Pensador en el museo Rodin.




Hay no obstante otro acontecimiento histórico digno de resaltar en Philadelphia, y no me refiero ahora a la excelente película de Tom Hanks y Denzel Washington con el trasfondo del SIDA a ritmo de la canción del Bruce “Streets of Philadelphia” que antes escuchábamos, y que tanto nos hizo llorar en la escena en que se oye a María Callas cantar el aria de “La Mamma Morta”, sino a otra película más antigua, arraigada todavía más al fondo en aquél disco duro de recuerdos, en la que un sudoroso y desconocido “semental italiano”, que decía que “nada termina hasta que tú sientes que termina”, tras un muy duro entrenamiento al ritmo de “Trying hard now, It´s so hard now …” (esforzándome ahora, es muy duro ahora), “Getting strong now, wont be long now…” (fortaleciéndome ahora, ya no tardaré mucho), conseguía por fin llegar a lo alto de las escaleras del Museo de Arte y se veía ya capaz de volar muy alto “Gonna fly now, flying high now…”, en concreto hasta el Campeonato del Mundo de los Pesos Pesados de boxeo que Rocky acabaría conquistando en varias de sus secuelas.





Parque donde entrenaba al lado del río.



Y sí, antes de que lo preguntéis, confesaré ya ahora mismo con los brazos abiertos y los dedos juntos para que me aticéis con la regla, que sí hice la chabacanería de subir las escaleras corriendo y levantar los puños en señal de victoria al llegar arriba. Es lo que tiene hacerse mayor, que a veces ya me la pela todo…

Las sufridas escaleras del Museo de Arte.



A sus pies se encuentra la estatua de Silverster Stallone, Rocky.




Y el cenutrio... Si llego a casa de una pieza y os portáis bien, al final de ésta crónica os pondré el vídeo cutre de la subida... jajaja.









La 30 Street Station, donde los que también tienen ya una edad recordarán la escena del niño Amish que presenciaba involuntariamente un asesinato en los servicios en el film “Único Testigo”; Harrison Ford debería luego protegerlo y la (en esa época) macizorra Kelly McGuillis luego se lo agradecería tórridamente (tanto que luego la escogieron para darle pal pelo también a Tom Cruise en “Top Gun”).








Baño de caballeros donde empezaba la película más o menos...




Tras recoger de nuevo mi equipaje de la consigna de la estación, ya atardeciendo otro tren me iba a llevar ahora pasando por...

DELAWARE STATE (4), y


MARYLAND STATE (5)
.



...todavía más al Oeste, justo allí donde el poder se puede incluso oler; hasta la ciudad a orillas del Potomac dedicada al Primer Presidente de los Estados Unidos, un tal George Washington, en el Distrito Federal que es una entidad estatal propia diferenciada.

WASHINGTON DISTRICT COLUMBIA (6) 


Marcador de mis zapatos: Aproximadamente unos 28 km (16 + 8 + 4) hoy (tela, telita…). Acumulados en 2 días: 38 km, casi una Maratón...