03-09-2012
ANCHORAGE - GLACIER PORTAGE - ANCHORAGE (233 km)
ANCHORAGE - GLACIER PORTAGE - ANCHORAGE (233 km)
(Ojo-cuidado rollito sólo para interesados en los trámites, el resto tirar pabajo a las fotos):
Hoy es un día para las gestiones. Preparar un viaje transoceánico implica una serie de decisones que uno ha de dejar atadas y en cambio otras que forzosamente deben quedar abiertas para absorber si es necesario cualquier contrariedad. Así, sabemos que el billete de avión es más barato cuanto más adelatada sea la fecha en que lo compremos y todavía más si lo compramos de ida y vuelta como hice con el Barcelona-Dublin-New York dos meses antes de empezar el viaje. Pero la vuelta desde Alaska a New York la dejé abierta a posta primero porque no sabía si llegaría aquí a tiempo o habría que dejar la moto y volar por el camino de subida, y segundo porque al ser un vuelo "interior" (USA-USA) los precios varían relativamente poco y hay varias compañías con varios vuelos al día desde Anchorage a la Costa Este Americana (Washington, New York, Boston...).
Tras hacer mis cálculos, esta vez compré el vuelo de vuelta a casa con algunos días más de margen que la vuelta desde Japón del Ultradesafio2010. En definitiva, que gracias a una disciplina de viaje bastante espartana y exigente y una casi total ausencia de problemas mecánicos (los dos o tres que ha habido se han podido solventar con celeridad) casi me sorprendo yo mismo de estar en el sitio previsto en el momento oportuno, de manera que ahora me sobran unos días hasta el vuelo de vuelta desde Nueva York. Como ya me vais conociendo seguro que sabéis que no me faltan ideas para ocuparlos, porque ciertamente tengo pensada una "excursioncilla" para recorrer una parte de Nueva Inglaterra y el Este del Canadá, lo que me seduce más ahora mismo que quedarme ocioso por Alaska con el frío y las lluvias que caen aquí cada día.
En resumen, lo que hoy me toca hacer no es fácil. Tengo que encontrar en Anchorage un taller donde hacerle la revisión a la moto (hasta ahí bien) pero sobretodo hay que encontrar un sitio donde pueda guardarla unas dos semanas hasta que mi amigo Josep venga a buscarla para empezar su viaje hacia New York con ella. Mi plan inicial es intentar que el concesionario Honda de Anchorage pueda hacer ambas cosas si consigo convencerlos, pero no lo tengo nada claro.
La primera gestión la hago en el Hostal de mochileros, pero el aparcamiento es a la intemperie y sin vigilancia. No me convence en absoluto.
Lo segundo que hago es buscar aparcamientos en Anchorage por si las moscas. La mayoría son también descubiertos ya que son simples solares cerrados. Encuentro finalmente un par de ellos que son edificios de varias plantas aunque abiertos por lo que al menos la moto no se va a mojar, pero frío va a pasar igual y no se yo si la batería va a aguantar. Además, son párkings mecanizados en los que no consigo encontrar a ningún encargado para preguntarle como pagar por un período prolongado de tiempo ni cuanto costaría.
Entre gestión y gestión voy visitando el downtown de Anchorage, aunque no hay mucho interesante por ver ya que el Viernes Santo de 1967 un terremoto destruyó el centro de la ciudad. Aquí la plaza Ring Town Square.
Aquí un esquimal armado. Recordemos que los esquimales (en realidad hay varios tipos de nativos: aleutianos, tiglit, athabascanos y esquimales) son los descendientes de aquellos primeros asiáticos que atravesaron el Estrecho de Bering en la primera gran migración humana desde Siberia (Rusia está a 80 kms de Alaska).
Y muchas tiendas de material militar, de caza y pesca, la principal actividad de la región.
Una familia de osos negros de peluche guardan la entrada a una tienda de souvenirs.
Papá Oso anda por dentro saludando a la peña...
Ya puestos a explorar todas las posibilidades me planto en el aeropuerto de Anchorage a ver si sería posible aparcar la moto allí hasta que Josep la recoga justo salir del avión. No es fácil, pero sí es posible y así tenemos ya una opción. Ya que estoy aquí, tanteo la posibilidad de cambiar mi vuelo de vuelta a casa y adelantarla, pero es imposible gestionarlo porque no hay casi oficinas al ser esto el aeropuertito de Pin y Pon...
De vuelta a la ciudad incluso pregunto en una empresa donde alquilan trasteros y aunque no me dicen que no, tampoco tienen claro lo de meter ahí dentro una moto.
Lo próximo ya es ir al Concesionario Honda de Anchorage. Y aquí estoy.
Pero está cerrado... Al final resulta que hoy es el día "del Trabajo" y en muchos locales y comercios es festivo. ¡Cagoenmiestampa! Siempre queda algún cabo suelto... ¡A ver si voy a perder un día entero por esto!
Me hago entonces con una guía telefónica y me dedico a buscar los otros pocos talleres de Anchorage a ver si suena la flauta. Me planto en el de Harley Davidson y también está cerrado. Lo tengo crudo para solucionar nada hoy...
Pero por esas casualidades que tiene la vida, sucede que justo al lado de la Harley veo unas cuantas motos trail (Kawasaki Klr 650 y Bmw 800 gs) aparcadas en una especie de taller. Al acercarme resulta que son los chicos de MOTOQUEST (http://www.motoquest.com/), una empresa de ámbito mundial que se dedica al alquiler de motos y organización de tours de aventuras y yo he dado con la filial en Anchorage de puñetera casualidad... Son aventureros, simpáticos y hablamos de viajes y máquinas con el mismo idioma motero (muy diferente del que se habla en los concesionarios lujosos...). De manera que tras un par de consultas al jefe resulta que están deacuerdo en hacerle el cambio de aceite a la moto y guardármela en su taller hasta el día que llegue Josep a buscarla. Y todo por un precio muy muy asequible (yo creo que una cuarta parte de lo que me hubiera costado en la Honda en caso de convencerlos). ¡Genial! Como diría Anibal del Equipo A: "Me encanta que los planes salgan bien", jajaja.
Para más colmo, resulta que están mucho más cerca del aeropuerto, justo tocando a un Mcburguer (que como ya dije va siendo mi hogar en este viaje) y que a escasos 300 metros se ubica uno de los tres hostales de mochileros que hay en Anchorage. "Alea jacta est" (la suerte está echada). Pillo la moto y a toda prisa recojo los bártulos de mi hostal de anoche antes de las 12 para el check out y me voy al nuevo hostal a inscribirme para hoy. Ya instalado, me enchufo al ordenador del hostal y tras un rato de comparativas me compro un billete para Boston para mañana mismo. ¡Impresionante! Me daba miedo perder un par de días haciendo todo esto y en unas horas ya está todo atado. Tengo que estirarme un rato porque me da hasta vértigo lo rápido que gira mi vida....jajaja.
Me quedan unas 24 horas en Alaska y aunque llueve un poco tampoco me voy a pasar toda la tarde en la litera ¿no? Tras unas consultas decido ir al Sur a visitar el glaciar del Lago Portage.
De camino al lago.
Llego justo para apuntarme a un tour en barco hacia el glaciar.
El lago se nutre constantemente de agua que parece salir de dentro de las montañas.
Pero en realidad viene toda del deshielo.
Las japos... ya se sabe...
Amables y sufridos lectores (casi-masoquistas diría yo), hasta ahora en éste viaje el único que ha pasado frío ha sido un servidor de manera que vamos a intentar solucionarlo. Me voy a callar un rato y vais a disfrutar de esta visita al glaciar como yo mismo, y para ello os va a acompañar una vez más María Callas (Sí, ópera otra vez ¿Qué pasa? Si alguien estaba esperando música heavy hasta rebentar los tímpanos, sobredosis de testosterona mal encauzada y exabruptos gratuitos en esta crónica se ha equivocado de viajero...jajaja).
Simplemente dejarla fluir y tomaros vuestro tiempo en mirar cada foto de abajo mientras suena la diva. (Ecco respiro appena (Adriana Lecouveur)).
El lago se nutre constantemente de agua que parece salir de dentro de las montañas.
Pero en realidad viene toda del deshielo.
Las japos... ya se sabe...
Amables y sufridos lectores (casi-masoquistas diría yo), hasta ahora en éste viaje el único que ha pasado frío ha sido un servidor de manera que vamos a intentar solucionarlo. Me voy a callar un rato y vais a disfrutar de esta visita al glaciar como yo mismo, y para ello os va a acompañar una vez más María Callas (Sí, ópera otra vez ¿Qué pasa? Si alguien estaba esperando música heavy hasta rebentar los tímpanos, sobredosis de testosterona mal encauzada y exabruptos gratuitos en esta crónica se ha equivocado de viajero...jajaja).
Simplemente dejarla fluir y tomaros vuestro tiempo en mirar cada foto de abajo mientras suena la diva. (Ecco respiro appena (Adriana Lecouveur)).
Bueno, no ha estado mal la visita, ¿no?
En el camino de vuelta paro en un supuesto río de salmones (aunque yo no he visto ninguno)...
Esto se nos acaba pequeña...
El día en Alaska es muchísimo más largo de manera que dejo que la tarde vaya languideciendo como la arena escapándose entre los dedos y avanzo poco a poco hacia el final de mi largo viaje, diríase que casi sin ganas de llegar.
De repente caigo en la cuenta que me da mucha pereza volver a la civilización y a la vorágine frenética de las grandes aglomeraciones urbanas.
Alaska y el Yukon han sido un pedazo de nuestro planeta de una riqueza natural que me ha impresionado.
En 1867 al Secretario de Estado de Estados Unidos, Wiliam Seward, se le puso entre ceja y ceja comprar Alaska a Rusia y para ello extendió un cheque de 7,2 millones de dólares. En ese momento era una cantidad tan desorbitada que la operación fue conocida como "la locura de Seward", pero no pasó mucho tiempo para comprender que Rusia había hecho un mal negocio con la venta ya que a los pocos años se encontraron grandes yacimientos de oro, minerales y petróleo...
Definitivamente finaliza la tarde y así la noche y el frío hiriente me acompañan los últimos kilómetros. Ya no me importa, simplemente disfruto de los postreros momentos de este viaje en moto tan intenso. Han sido casi 22.000 kms en unos 42 días y medio, es decir unos 515 kms por día de media (y eso todavía incluyendo los 2 días de descanso en San José (Costa Rica) y Los Ángeles (USA)).
Sin prisas, y de manera casi ceremonial, paro a llenarle el depósito a la nena con sus últimos litros de gasolina para dejarla a punto de marcha tal y como la recibí también yo en el Concesionario Honda Powerhouse de Ciudad de Guatemala. No ha transcurrido mucho tiempo desde eso pero sí han pasado tantas cosas por delante de mis ojos que ese primer día en Centroamérica sobre la moto ya se me antoja muy lejano.
Al llegar al hostal, a 300 metros del taller donde la dejaré mañana, el viaje en moto ha finalizado...
"Al llegar al hostal, a 300 metros del taller donde la dejaré mañana, el viaje en moto ha finalizado..."
ResponderEliminarParece que lo hubiera cronometrado: llegué justa a leer esta frase mientras acababa el aria de la diva.