DÍA 51: CARTONES PARA UN INDIGENTE

08-09-2012


St  Germain de Grantham -  MONTREAL - OTTAWA - Clarington  (695 km)



















Me pongo en marcha tras otra noche en el maletero (esta ya más fría) y poco rato después ya me planto en MONTREAL.

Teniendo en cuenta que en la capital Québec los colonos no conseguían apenas defenderse de los continuos ataques de los indios Iroqueses, muy pocos creían que Paul Chomedey de Maisonneuve, que acababa de fundar Montreal, iba a durar allí vivo más de unos meses.  Pero el tío tuvo suerte y al parecer los indios ignoraron durante un tiempo aquel asentamiento, de manera que al poco la colonia fue creciendo con más cabañas y al final pudieron entre todos construir una empalizada de defensa hecha con troncos. El creciente comercio de pieles de castor (con la que se hacían los sombreros de moda en Europa) hizo de Montreal un asentamiento muy floreciente, hasta el punto que hoy día es la ciudad más grande de Québec.






El icónico Estadio Olímpico de los J.J.O.O de Montreal'76, sin duda alguna recordados por una pequeña chica que con sus 7 dieces en gimnasia alcanzó por primera vez la perfección. Ella era la mítica rumana Nadia Comaneci.


Ya en el centro histórico aquí vemos el Ayuntamiento.



El Escudo de Montreal (flor de lis, rosa, cardo y trébol)



La Columna de Nelson, el monumento más antiguo de Montreal y a pesar de ello uno de los menos queridos por sus francófonos habitantes, pues hay que recordar que Sir Horatio Nelson, el héroe británico, fue  precisamente quien acabó con la flota francesa de Napoleón en la batalla de Trafalgar. Es curioso que ésta Columna de Nelson es incluso 34 años anterior a la que seguro muchos conocéis de Trafalgar Square en Londres.


El Palacio de Justicia, en cuyo frontal se puede leer una clara advertencia en latín: "aquél que conculque la ley buscará en vano la ayuda de la justicia"...


Momumento a Santa Margarita Bourgeoys, que fundara en 1653 la Congregación de Notre Dame, y recordada por ayudar a los colonos locales con una escuela para sus hijos y durante la hambruna ofreciendo alimentos de la granja que labraban las religiosas. 


Vemos el edificio Art Decó Alfred Building, una especie de reproducción a pequeña escala del Empire State Building de Nueva York.




Fachada de la Basílica católica de Notre Dame de Montreal, que con sus dos torres se da un aire a la de París, en la Madre Patria.


Detalle de Notre Dame.

La torre Este (la templanza).





Pero lo más destacado de la Basílica de Notre Dame no es la fachada, sino su interior abrumador. 



Las tallas en madera, el dorado y especialmente la pintura azul le dan al conjunto una apariencia casi de decorado hollywoodiense (o incluso bollywoodiense).




La Basílica remata la Plaza de Armas que es el centro de la antigua Montreal y donde vemos la estatua de Paul Chomedey de Maisonneuve, el visionario fundador de Montreal.


En el pedestal de la estatua además de algunos fundadores aparece también representado un indio Iroqués.


Pero la escena nos recuerda que la colonización no fue precisamente amistosa, ya que Maissonneuve mató a balazos al jefe nativo se cree que justo donde hoy está la plaza. 


El "Edificio del Imperio Británico" también recuerda el pasado no tan lejano de Canadá.



Justo al lado de Notre Dame se levanta el Seminario de Saint Sulpice, el edificio más antiguo de la ciudad construido en 1685.


Curiosa estatua callejera de "Les Chuchoteuses" (las chismosas), jajaja.



La Calle St. Paul es el centro comercial y gastronómico de la parte vieja de Montreal.


Souvenirs amerindios y artesanía esquimal...



En la parte baja de la ciudad encontramos también el Vieux Port / Old Port, es decir el puerto viejo.


Además de zona de puerto deportivo, es también un centro lúdico con restaurantes y locales musicales.


La alargada Plaza Jackes Cartier une la parte baja del Puerto otra vez con la Columna de Nelson y el Ayuntamiento.



El Mercado de Bonsecours que fuera el principal de Montreal durante 100 años, y que incluso llegó a albergar el Parlamento durante la construcción de su edificio. Es curiosa su cúpula plateada.


Hoy día su interior está distribuido en múltiples tiendas y oficinas municipales.


Al lado encontramos la Capilla de Notre Dame de Bonsecours conocida como la Iglesia de los Navegantes ya que era tradicional que recibiera la visita de agradecimiento de los marineros que habían salvado su vida en un naufragio. 


Detalle de la virgen en dirección al puerto (mientras que la entrada de la Capilla está en la fachada opuesta).



Fachada principal.



Interior.


Como sucedía en Québec, aquí también observamos la maqueta colgada de un barco.


Muy cerca de ella encontramos el histórico Albergue Pierre du Calvet, con cerca de 300 años..



Si dejamos la parte antigua, algo más allá nos topamos con el Chinatown Gate.


Y entramos pues en Chinatown.


No es muy grande, justo cuatro o cinco calles.


La otra Puerta.


Un curioso hombre con cabeza de reloj al lado de la Catedral anglicana Christ Church.


La fachada, claramente anglicana.


Y cerca de ella la Iglesia Unitaria de St. James.


Detalle del rosetón.


Me acerco a la Plaza Des Arts y a sus fuentes.


En ella se encuentra el MAC (Museo de Arte Contemporáneo).


Y los Teatros Maisonneuve y Port Royal, uno encima de otro como formando una pirámide.


También la Sala Wilfrid Pelletier, la sede de la Orquestra y Ópera de Montreal.


Y sus curiosas escaleras de agua.




Sin duda la plaza es el centro de la vida cultural de Montreal, hasta las farolas son artísticas...



Claro que también sirve para usos más prosaicos...


Y antes de salir de Montreal paso por la Catedral María Reina del Mundo, una reproducción a escala 1:3 de la Basílica de San Pedro del Vaticano.


Incluyendo las estatuas de los Apóstoles.


Alardes del poder mundano y el divino.



Detalle de la cúpula, a imagen también de la famosa diseñada por Miguel Angel en Roma.


Ignace Bourget, Obispo de Montreal.


En el Interior.


La cúpula por dentro.




Al poco de salir de Montreal se me acaba la Nación Quebequesa y empieza la Provincia anglófona de ONTARIO.




Y siguiendo el curso del Río Ottawa, que en su día era una importante ruta fluvial del comercio de pieles, un rato después entro en la Capital de Canadá, la ciudad de OTTAWA.




La ciudad de Bytown por órdenes de la Reina Victoria de la noche a la mañana pasó a llamarse Ottawa y ser la capital de los territorios de Canadá. Fue una mayúscula sorpresa para todos porque lejos de ser una colonia histórica no era más que un asentamiento maderero repleto de simples chozas de trabajadores de clase baja enfrascados en luchar entre bandas rivales (separadas por razas) entre borracheras y navajazos sangrientos (casi al estilo de la película "Gangs of New York"). Desde luego que todos los funcionarios del estado que debieron abandonar Kingston (porque al parecer la Reina consideró que estaba demasiado cerca de la frontera), no veían nada claro montar allí las estructuras necesarias para gobernar toda la extensa colonia.

Pero se consiguió, y lo hicieron a base de construir una serie de enormes edificios Parlamentarios justo en el centro de aquella colonia tan recalcitrante. El resultado es que muchas generaciones después los habitantes de Ottawa han pasado de ser unos casi-salvajes hasta convertirse en una raza entera de funcionarios conformistas.

Además, a la larga con la capitalidad llegó también todo el lote cultural y artístico a base de Museos y Centros de Convenciones como el moderno Ottawa Convention Center que aquí vemos y por el que paso fugazmente (más que nada porque está lloviendo...). 



Aparcar gratuitamente en el downtown no es nada fácil pero lo consigo, así que me dispongo a recorrer todo el centro urbano. 

Bella estatua de dos amantes. 



Edificio "Conferedation Building" que se levantó justo donde había las antiguas viviendas de los madereros que fueron expropiados.




Es de estilo Gótico Revival que nos recuerda inevitablemente a algunas ciudades centroeuropeas como Praga o Budapest por ejemplo.



En el edificio se instalaron las mayor parte de oficinas y Ministerios gubernamentales. Ésta por ejemplo es la parte destinada al Ministerio de Justicia.



Una fachada masiva neoclásica de granito gris nos indica que hemos llegado al edificio del Banco de Canadá.



La pequeña Iglesia de St. Andrews desentona entre tanta grandilocuencia arquitectónica. 



La última instancia canadiense, la Corte Suprema.



Me acerco ahora a los 3 "Parliament Buildings" que albergan el gobierno del segundo país más grande del mundo. Éste es el llamado West Block.



También de estilo claramente gótico, de esos cuyas siluetas estilizadas de noche dan hasta escalofríos...





Estatua del Primer Ministro Lester Bowles Pearson, a quien se concedió el Premio Nobel de la Paz por su intermediación en el conflicto del Canal de Suez que evitó una guerra que parecía cantada de Egipto contra Israel, Francia y Gran Bretaña.





Estatua de la Reina Victoria (de Gran Bretaña), la impulsora de la capitalidad de Ottawa.



Vemos ahora el Edificio Central (Central Block) que alberga el Parlamento y el Senado.




Detrás del edificio está la curiosa Librería del Parlamento.



Y delante lo más destacado es la Peace Tower (torre de la paz), que sustituyó a la primigenia Victoria Tower cuando un incendio destruyó parte del Central Block.  Se trata de la Torre del Reloj del Parlamento Canadiense dependiente entonces de Gran Bretaña, por lo tanto, su comparación con el Big Ben de Londres que remata una esquina del Parlamento Inglés es inevitable... 



En el detalle vemos las gárgolas, siempre siniestras...



Vista global de la "Parliament Hill" (colina del Parlamento), con los tres "Parliament Buildings.




Y en la entrada de la plaza la llama de la paz en la "Centennial Flame".



Nos queda el tercer edificio, el East Block, donde los parlamentarios tienen sus oficinas.




Diríase que es la mansión de Drácula, jajaja.




Al otro lado de la calle también destaca el Langevin Block, la oficina del Primer Ministro... 



Pero es que incluso cuando se acaban los edificios oficiales sigue la monumentalidad masiva, como en este Fairmon Chateau Laurier, otro hotel con forma de Castillo como el Chateau Frontenac que vimos ayer en Québec.




Y al lado encuentro el Canal Rideau, Patrimonio de la Humanidad. 



Tiene un sistema de exclusas (parecidas a las que vimos en el Canal de Panamá) que permiten salvar el desnivel a las pequeñas embarcaciones.



El mecanismo de apertura de una de las exclusas.




El Valiants Memorial (memorial de los valientes) es una serie de estatuas y bustos de los militares y personajes más meritorios de la historia canadiense, como Sir Arthur William Currie, destacado durante la Primera Guerra Mundial.





En primer término Pierre Lemoyne d'Iberville, afamado explorador franco-canadiense que pasó su vida luchando contra el ejército británico.





Charles de Salaberry consiguió derrotar a los norteamericanos cuando intentaron conquistar Montreal, guerra que pudo ganarse en parte gracias a la heroina
Laura Secord (que vemos al fondo) que caminó  32 kilómetros en terreno enemigo para avisar a los canadienses de un inminente ataque de los yanquees.




Estatua de Thayendanegea, el caudillo de los Indios Mohawks (rebautizado después como Joseph Brant) que apoyó a los británicos contra los norteamericanos.




Al lado, en la Plaza Confederación se yergue el National War Memorial y frente a él la Tumba del Soldado Desconocido.





La calle Sparks es una de las más céntricas.




Y en ella encontramos al oso hambriento que pilla un salmón al vuelo.






No puedo dejar de sorprenderme constantemente ante los enormes cacharros que se gastan en Norteamérica.




En las calles de Ottawa los niños no juegan al fútbol, sino al hockey hielo (aunque sea sin hielo de momento...).



Tras atravesar el Río Ottawa en la otra orilla me acerco al Museo Canadiense de las Civilizaciones.



Está dedicado a la cultura y tradiciones de las étnias nativas canadienses.





En sus jardines exteriores.





En una de las terrazas encontramos un Jardín Zen de meditación (o Karesansui).



La arena rastrillada simboliza el mar.





Vista panorámica del Río Ottawa.



Detalle del Puente Alexandra.



¿Qué estará mirando?



Al otro lado del río reconocemos claramente el Parlamento donde estábamos hace un rato.




Una muchacha melancólica pasa la tarde suspirando en la orilla.





Salgo de Ottawa. Ya ha anochecido pero con la comodidad del asiento y los potentes faros del coche yo sigo tirando. A medida que se acerca el momento de dormir me voy acordando más de lo duro que está el suelo del maletero aunque cada noche reparta sobre él toda mi ropa para amortiguar un poco.  Pero en una gasolinera tengo un golpe de suerte. Mientras estoy repostando observo a la camarera de una hamburguesería que se dirige a un contenedor a tirar varios cartones enormes. Momentos más tarde, y exactamente igual que haría un indigente, ya me veo rescatando con disimulo del contenedor algunos cartones con los cuales un rato después me haré el "alicatado" acolchado del maletero que espero me permita pasar una mejor noche. Sí, efectivamente, SOY UN CUTRE. ¿Qué pasa?¿Es que no os gusta el bricolaje, o es que ya habíais olvidado que esto es un Cucodesafío? Jajajaja.




Si me sobra cartón hasta para una chachi-visera, jajaja.





Pues eso, que con el chiringuito preparado una noche más me busco un rinconcito donde pasar desapercibido, en concreto en el aparcamiento de una pequeña fábrica a la altura de Clarington.

Y a planchar la oreja, que mañana será otro día emocionante...





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